El Ministerio de Comunicaciones de Cuba aprobó un reglamento para los nombres de dominio usados desde la isla en Internet, con el objetivo de “organizar” la gestión del país en la red.
El reglamento publicado hoy en la Gaceta Oficial, establece un sistema de “ordenamiento” y planes para la “asignación y registro de los nombres de dominio” de todos los órganos estatales y de la Administración Central del Estado.
Esta acción estará supervisada por la Agencia de Control y Supervisión del ministerio y su objetivo es que el sistema de nombres de dominio de Cuba constituya un servicio “distribuido, jerárquico y escalable con control descentralizado”.
El documento explica que Cuba “ha ido creando las condiciones necesarias para adecuar, coordinar y regular las políticas que rigen internet” y el correcto funcionamiento de las redes “resulta importante para el desarrollo económico y social del país”, aunque la conectividad de la isla, por habitantes, sea una de las más bajas de la región.
En enero pasado el Gobierno cubano anunció que el cable submarino de fibra óptica que llegó a la isla en 2011 para mejorar su conexión a internet está operativo desde 2012 y se realizaban “pruebas de tráfico” en la red.
En esa misma información, el Gobierno precisó que la operatividad del cable no representara un crecimiento automático de “las posibilidades de acceso” a internet en el país.
Cuba culpa de los problemas de su conexión a internet al bloqueo que Estados Unidos aplica sobre la isla desde 1962 porque esa política obliga a la isla a acceder a la red mediante un enlace por satélite que hace la conexión lenta y cara, mientras cobra cerca de ocho dólares por hora de conexión en los cibercafés de los hoteles y otras instalaciones turísticas.
El proyecto del cable submarino, en conjunto con Venezuela, se desarrolló como una alternativa a esa situación y se prevé que pueda multiplicar por 3.000 la capacidad de conexión a internet en la isla.
El Gobierno cubano ha insistido en su “voluntad política” de extender el acceso “social” a internet, principalmente en escuelas e instituciones estatales, mientras mantiene un férreo control sobre contenidos e informaciones de lo que llaman “la sociedad socialista”.
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